Curso 2019/20… ¿Un antes y un después?
Enrique Díaz Tenorio
Maestro de la Escuela pública rural
y delegado de CGT Enseñanza Madrid
Cuando apenas si habíamos empezado a reunirnos los equipos educativos a principios de curso, en aquel septiembre que ahora nos parece tan lejano, un “run run” atravesaba las discusiones y los debates para organizar plantillas y horarios: ¡así, no empezamos…! Un estado de ánimo, provocado por la inquietud, el desánimo y el desaliento con el que el curso anterior había finalizado y, sobre todo, por la enésima comprobación de que, de nuevo y como siempre desde hace ya tantos años, las cosas volvían a empezar de forma incluso peor que en años anteriores: plantillas cadas vez más recortadas y ajustadas, que apenas hacían posible los refuerzos y sustituciones habituales, ratios cada vez más altas y que convertían en una utopía no ya sólo una adecuada atención a la diversidad sino el mismo ejercicio de una docencia mínimamente en condiciones y una continua disminución de los recursos personales (l@s profesionales de orientación, PT y AL) imprescindibles para que todo el alumnado pudiera recibir los apoyos que definen esa educación a la que todo niñ@ tiene derecho, sea cual sea su origen, condición o clase social. Y todo ello en un contexto de un gobierno regional recién elegido, como coalición del PP y Ciudadanos, con el apoyo imprescindible de la siniestra ultraderecha que Vox representa, y que de la mano de su presidenta Pilar Díaz Ayuso, no para de lanzar mensajes que entremezclan declaraciones de marcado carácter ultraliberal y claramente provocadoras hacia la enseñanza pública y de apoyo nada disimulado a la privada concertada, sustentadas en un pensamiento, a su vez, profundamente reaccionario.
La preocupación, el cansancio y el hastío, cuando no un profundo “cabreo”, debido a situaciones en las aulas y en los colegios e institutos públicos cada vez más complejas y que nada hacía indicar que pudieran mejorar, fueron creando un cierto caldo de cultivo que hacía presagiar que el siguiente curso no podía ser igual y que algo había que hacer para poner freno a esta situación. De tal manera que, a lo largo del verano del 2019 se empezaron a dar situaciones aún muy embrionarias y desiguales, pero que recordaban, si bien no con tanta intensidad, a aquel mes de julio del 2011 que sería el origen de la Marea Verde. Los sindicatos STEM y CGT ponían en marcha unas primeras reuniones preparatorias de posibles movilizaciones a principios de curso, a las que luego se sumarían también CCOO y UGT, al mismo tiempo que desde el Sindicato de Enseñanza de la CGT Madrid se empezaba a lanzar la idea de que así, en estas condiciones, no podíamos empezar… ¡y se ofrecía la posibilidad de legalizar posibles movilizaciones para aquellos equipos educativos que decidieran dar la pelea en septiembre!
¡Y así fue…! En los primeros días de curso, en septiembre, surgía la noticia de que dos centros rurales de la Sierra Norte habían decidido que así no podían empezar y, tras elaborar una tabla reivindicativa en la que se pedía más profesorado para sus centros, tanto para tutorías como especialistas de PT y AL, votaron en sus claustros de forma unánime, que estaban dispuestos a movilizarse de forma radical para conseguir lo que no era más que un derecho tanto de los maestr@s como de las familias y del alumnado: una escuela pública (y rural) bien dotada, de calidad… En uno de los casos, el CRA “El Jarama” se decidió iniciar una huelga indefinida después de una primera semana de clase. En el otro, el CEIP “Montelindo”, en Bustarviejo, arrancarían con paros parciales de una hora de duración dos semanas después de iniciado el curso, en ambos casos con el apoyo y la convocatoria de huelga legalizadas por parte de los sindicatos CGT y CCOO. Sólo dos centros, sí… ¡y un tanto “periféricos” en la Comunidad de Madrid! Pero que, con su actitud decidida, contundente y, por qué no decirlo, valiente, consiguieron poner sobre la mesa el cansancio y el hartazgo común a una mayoría de los trabajadores de la enseñanza madrileños… Sería interesante analizar porque otros centros no se sumaron a esta iniciativa. Quizás por la dificultad para que la propuesta llegara a tantos y tantos claustros como hay en nuestra Comunidad, dada la escasez de recursos de CGT Enseñanza Madrid, sindicato minoritario impulsor de esta lucha. O quizás por el temor bien alimentado por la burocracia de nuestra administración, de la mano de un servicio de inspección “perro fiel” de las directrices de la Consejería de Educación. O tal vez por la pasividad y la “pereza” propiciadas por tantos años de falta de propuestas, por parte de los sindicatos mayoritarios, de lucha con vocación de radicalidad, de llegar de verdad hasta las últimas consecuencias y ganar… Pero el caso es que la actitud y la convocatoria de huelga de estos dos colegios provocó un torrente de apoyos y de solidaridad en el conjunto de la enseñanza madrileña, poniendo sobre la mesa que otra forma de luchar también es posible… ¡y sobre todo necesaria!
Lo que ocurrió debería no ser olvidado: la administración de la DAT Norte, indudablemente sorprendida por esta convocatoria, que además se daba justo en el momento en el que los puestos de los directores territoriales de área estaban “en el aíre”, debido a la conformación del (relativamente…) nuevo gobierno regional, hizo que apenas unos días antes era “imposible” luego fuera posible… ¡y en el breve espacio de unos días! De tal manera que el CRA “El Jarama” conseguía una tutoría más, así como un PT a tiempo completo y la ampliación del tiempo de atención de AL, decidiendo su asamblea de trabajadores desconvocar la huelga que, sin ni siquiera haberse iniciado, ya había conseguido la mayor parte de sus reivindicaciones. Igualmente, el CEIP “Montelindo” de Bustarviejo también recibió una oferta de ampliación de plantilla por parte de la DAT Norte, si bien su asamblea de docentes consideró que, en este caso, no era suficiente. De tal manera que sí iniciaron los paros parciales a primera hora de la mañana, con concentraciones diarias de toda la comunidad escolar en la plaza del ayuntamiento que evidenciaban el apoyo mayoritario de docentes, familias y ayuntamiento a una plataforma reivindicativa asumida colectivamente. La repercusión en medios de comunicación de esta movilización fue muy importante, haciendo llegar a toda la Comunidad de Madrid la situación de este colegio, así como las demandas de la Escuela Pública (y rural) madrileña. Desconvocada esta movilización al cabo de una semana… ¡una semana de paros parciales!… no se había conseguido la totalidad de lo exigido, aunque sí de una parte. Continuándose hasta ahora mismo la lucha, por diversos medios y con una fuerte implicación del AMPA, en lo que sigue siendo todo un ejemplo de organización y de decisión, por parte de esta comunidad escolar.
En todo caso un mensaje sí quedaba claro: ¡sí se puede… claro que se puede! Pero nos lo tenemos que creer… Somos un sector estratégico pero demasiado mal acostumbrado a huelgas de un día convocadas de manera rutinaria, sin voluntad de ganar, casi “por cumplir” que, obviamente, no tienen ninguna repercusión, siendo “amortizadas” por la administración con gran facilidad, casi sin “despeinarse”… ¡pero muy distinta es la situación cuando desde plataformas reivindicativas que recogen de verdad los problemas y las dificultades de cada centro, de cada aula, se organizan movilizaciones “desde abajo”, desde las bases y “las tripas”, que expresan ese “hasta aquí hemos llegado” que es el sentir de una gran parte de los docentes!. Y no es fácil vencer tantos años de rutinas “sindicales”, de “que hay de lo mío” y de apatías y miedos, de actitudes pequeño burguesas e individualistas muy arraigadas en el sector… ¡que nunca fue fácil poner en pie a un elefante! Pero es el camino, el único camino, para poner freno al desmontaje consciente y sistemático que la derecha, con la inestimable colaboración, tantas veces, del PSOE, viene realizando del sistema público de enseñanza… ¡a las pruebas me remito!
Al mismo tiempo, a mediados de septiembre y con este telón de fondo, tenía lugar la primera asamblea regional en muchos años, convocada unitariamente por CCOO, UGT, CGT y STEM. Y había ganas, qué duda cabe… ¡porque fueron más de 120 trabajadores de la enseñanza los que asistieron a la misma, llenando por completo el salón de actos de un centro cultural municipal que no resultaba fácilmente accesible, por otra parte! Todo un éxito de convocatoria que tenía como consecuencia el volver a poner en marcha las asambleas unitarias de zona, para agitar, difundir la plataforma reivindicativa aprobada (que recogía todas las demandas sobre aumento de plantillas y disminución de ratios, aumento de los recursos para atención a la diversidad, etc) y recoger las propuestas de movilización de cada zona… Con la idea de volver a convocarnos en asamblea regional, ya para proponer movilizaciones concretas, a lo largo del mes de noviembre.
Pero… ¡ya lo dije! Nunca fue fácil poner de pie a un elefante… ¡más aún cuando el elefante está desmotivado, apático y, además, no acaba de tener claro sí le apetece ponerse en pie y andar! Porque se acomodó a no hacerlo… o porque no acaba de confiar en que se le quiera llevar al sitio que quiere… o porque se siente viejo y cansado y no confía en sus propias fuerzas… ¡o porque fue acostumbrado a perder su carácter “salvaje” y ahora sólo sabe esperar a que se le sirva el pienso en un abrevadero, a “tiro” de su trompa, sin querer complicarse la vida! El caso es que ese proceso de asambleas locales, tan necesario como olvidado, tuvo poca participación y se prolongó mucho en el tiempo… ¡tanto como para que la asamblea regional que se había quedado en convocar en noviembre se nos fue a diciembre, en vísperas de un puente, ya con “olor navideño”! Asamblea que transcurrió con mucha menor presencia que la primera y, sobre todo, en un ambiente entre crispado y depresivo, motivado por el análisis de cómo habían transcurrido las asambleas de zona, nada unitario y en el que las desconfianzas acerca del verdadero compromiso e implicación en este proceso entre las organizaciones sindicales convocantes fue más que evidente… ¡de tal manera que cerraríamos el trimestre con desconfianza, desánimo y, lo que es peor, sin ninguna propuesta de movilización ni tan siquiera de continuidad de esta asamblea!
Los problemas, necesidades y carencias de colegios e institutos públicos seguían existiendo, como no podía ser de otra manera… ¡y el “cabreo” ante una situación cada vez más difícil de soportar seguía siendo la tónica habitual de cualquier reunión de “profes”! Pero no fuimos capaces de dar respuesta a esta situación y sólo pudimos ser testigos de cómo aquel “globo” a punto de estallar se nos iba desinflando delante de nuestras narices… El punto culminante de este proceso de “desinflado” se dio en la concentración de enero delante de la Consejería de Educación en la que a la falta evidente de interés real por parte de alguno de los sindicatos convocantes se vino a sumar la coincidencia con el debate sobre el “pin parental”. De tal manera que la concentración laboral se vio “abducida” por parte de un colectivo de estudiantes de origen desconocido, hasta el punto de que los medios de comunicación ignoraron por completo nuestra plataforma reivindicativa sólo interesados en el “mediático” pin parental, para mayor satisfacción de la ultra derecha…
Podemos decir que este fue el punto final a este proceso de movilizaciones, sin ninguna duda el más esperanzador en Madrid desde aquella añorada Marea Verde… ¡y que se ha saldado con la renovada frustración de ver como los intereses de las organizaciones sindicales “mayoritarias” parecen ir por otros derroteros alejados de la verdadera, sincera y radical movilización, causa y consecuencia de una pasividad y “dejar hacer” de buena parte de los docentes que refuerza las peores tendencias del gobierno regional de la Ayuso y el Ossorio!. Y así estábamos hasta que… ¡hasta que llegó él! El coronavirus, ese misterioso “bichito” que tanto ignoramos hace no tanto tiempo… ¡y que está cambiando nuestras vidas y nuestro mundo hasta niveles que nunca la mayoría ni podríamos suponer! Ni que decir tiene que todo este proceso de unidad sindical “progre” y de compromiso de un cierto trabajo sindical en común duró justo el tiempo que este virus tardó no ya en llamar, sino en derribar nuestras puertas… Todo cambió… ¡y todo sigue cambiando!
¡Y llegó el coronavirus…!
Y en estas andábamos cuando… ¡nos “pilló” el coronavirus! Entre las bromas cuando alguien tosía, noticias de la tele de lejanas epidemias en China o ya no tan lejanas, de Italia… Entre manifestaciones del 8M y mítines de Vox… de repente o no tan de repente, para los que estábamos en contacto con algún sanitario, un 11 de marzo… (¡otro 11 de marzo…!) nos encontramos con los colegios e institutos de Madrid cerrados. Declaraciones ambiguas e incluso contradictorias por parte de nuestros dirigentes regionales fueron la tónica de ese primer momento y los equipos educativos nos veíamos de repente emplazados a un tele-trabajo de un día para otro… ¡de un día para otro!… para el que no habíamos sido preparados y sin contar con los medios para ello. Las dudas, las inseguridades, el no saber ni por dónde empezar, ni cómo ni por qué medio, ni por cuanto tiempo, fueron lo habitual en los claustros de aquellos días de marzo. Porque a la realidad ya de por si compleja de buena parte de las aulas madrileñas, masificadas, “conflictivizadas” por la carencia real de medios y de recursos y por la falta de interés de la administración por paliar esta situación, se venía a sumar ahora la demanda, de la mano y boca de una inspección siempre fiel a la mano que le alimenta, de dar una respuesta digital inmediata y estupenda, vamos… Y así nos encontramos con todo tipo de respuestas: blogs, “guasap” (y sí…¡lo castellanizo porque me da la gana…!), “class dojo”… ¡cada profesor como podía, como gato “panza arriba”!. Y, eso sí… ¡con sus propios medios, desde su propio ordenador, con su propia conexión de internet, sin que la Consejería en ningún momento ni siquiera sugiriese la posibilidad de ayudar, de “subvencionar” aunque fuera un tanto así…! De tal manera que no fueron pocos los docentes que, en un primer momento, se dejaron más de 10 horas diarias delante de un ordenador intentando aprender, dar una buena respuesta a su alumnado, partiendo de que tampoco había instrucciones claras y generales de que y como había que hacer este llamado tele-trabajo. Así nos encontramos con profesores que estaban cumpliendo su horario habitual de clase… ¡pero on line, de aquella manera, sin referentes! Mientras que en otros casos la atención se daba de formas completamente distintas… Y todas las respuestas atravesadas por esa dañada autoestima característica de este sector, por esa sensación de que “todo el mundo piensa y dice que somos unos vagos y que ahora, más vacaciones aún…”, unida a una demasiado generalizada falta de reflexión pedagógica acerca de lo que hacemos y porque lo hacemos, y que tampoco es de ahora ni consecuencia de esta situación pero que sí se ha visto agravada por la misma, nos llevaron a una situación “desatada” en la que cada docente parecía tener que competir con sus compañer@s para ver quien mandaba más trabajo a su alumnado… ¡para desesperación de familias y niñ@s que, a la de ya de por sí difícil situación que se estaba viviendo en el país y en tantas familias, tuvieron que añadir un extraño estrés escolar “on line” que, al final, ninguno entendíamos pero que sí estaba ocurriendo!. Familias que, a su vez, en muchos casos se veían tocadas de lleno por esta situación. Ya fuera porque habían perdido el empleo o se habían visto afectados por estos ERTE que proliferan con más rapidez que el propio coronavirus, porque tenían enfermo o habían perdido a algún familiar, por situaciones previas de mala convivencia o de maltrato en el seno del hogar… ¡y a las que ahora también se les pedía responder a una demanda escolar muchas veces tan excesiva como ajena o incluso ignorante de la realidad social, cultural y económica de las mismas!
Porque hablan y no paran de la llamada “brecha digital” … ¡y desde la Consejería se afanan en hacer llegar no sé cuántas “tablets” a cierto número de familias, como si ahí estuviera la solución a lo que, en realidad, es sobre todo, una “brecha social” previa a la pandemia y que necesita mucho más que una buena conexión para solucionarse! Porque… ¿alguno de entre los que dirigen la educación madrileña se ha parado a pensar en la situación real de esas familias que, con escasos recursos, con una economía de subsistencia y viviendas que a veces no pasan de ser más que una habitación realquilada? Con el agobio de no saber qué va a pasar mañana, de donde va a salir el dinero que les va a permitir subsistir… ¡con el nerviosismo de una convivencia demasiado estrecha, llevada hasta el extremo en viviendas que nunca fueron pensadas para este tipo de situaciones! Nuestro consejero, el señor Ossorio… ¿realmente piensa que con dar una tablet por aquí o una conexión por allá ya vale para superar una brecha que tiene mucho más que ver con la situación social y económica de tantos hogares madrileños que con la ausencia de recursos digitales? ¿Alguien de la calle Alcalá 32 se ha parado a pensar en la distancia cultural enorme que existe entre buena parte de las familias y el mundo escolar y que no se salva con un simple recurso digital…? Por favor… ¿alguien se puede imaginar cual puede ser la situación en tantas familias madrileñas víctimas de ese engendro que se dio en llamar “bilingüismo” y que estos días se ven enfrentadas a contenidos que, si de ya de por sí les pueden resultar ajenos, ni te cuento en inglés…? Y ahí estamos: en el mejor de los casos, pequeños y mayores peleándose por el ordenador, para teletrabajar, para conectarse a la plataforma digital de tal editorial o de educamadrid, continuamente caídas porque, claro… ¡como todo el mundo se conecta a la misma hora! Una situación en la que, por supuesto, también se ven reflejados una buena parte de los docentes madrileños… ¡a fin de cuentas, clase trabajadora, como la mayoría de nuestra sociedad!
Y es que, de esto se trata en definitiva… ¡de las clases sociales! De ese viejo término marxista tan realmente existente, nos pongamos como nos pongamos, y que no en vano las derechas y el liberalismo que nos gobierna tratan continuamente de eliminar del imaginario colectivo, ya sea hablando de “España”, de la “ciudadanía” o de un “todos unidos podemos” falso y que tiene la única función de hacernos olvidar que no, que ni somos tan iguales ni viajamos, cuando menos, de la misma manera en el barco. Porque, como en aquel Titanic del que tantas “pelis” se han hecho, en nuestra sociedad no hay botes salvavidas ni para los “de tercera” ni para los “currantes” …
Y es que a la Ayuso y a su gente… ¡el clasismo se les escapa por cada poro de su piel! Y así, no habían pasado ni unas horas de aquel 11 de marzo en el que se decidió suspender las clases, cuando ya corrieron a eliminar contratos con las empresas de comedor, generando así los primeros ERTE que atraviesan la vida de tantos trabajador@s… ¡sin importarles nada no ya el futuro inmediato de la cuidadoras y cocineras sino ignorando por completo su responsabilidad con los niños y niñas con beca de comedor y que en tantos barrios y pueblos tienen en el comedor escolar su única garantía de una comida digna al día!. Porque ni conocen ni les importan las necesidades de tantos más allá de sus bien protegidas y elitistas urbanizaciones de Pozuelo o La Moraleja… ¡así de claro, así de triste! Y cuando las llamadas desesperadas de tantos director@s les hicieron darse cuenta de que, más allá de tablets y ordenadores, había todo un mundo de niñ@s que hasta podían llegar a pasar hambre, pues tiraron de “ocurrencia”: para eso tenemos a Tele Pizza, Rodilla y hasta Viena Capellanes… Quedarán para la historia la extraña defensa hecha por la presidente regional, en sede parlamentaria, de las virtudes de que estos niños coman pizza como parte de su dieta, aunque (dirigiéndose a los diputados de Unidas Podemos) “ustedes sean más partidarios de los menús bolivarianos” (sic) o sobre si los niños “prefieren o no lechuga al comer y cuáles son sus gustos…”. Y algún día hasta puede que nos riamos recordando semejantes majaderías… ¡pero hoy, lo que nos queda, es la sensación de que, en el fondo, lo que de verdad piensa nuestro gobierno regional es aquello de “mira estos pobres de mierda, que más querrán… ¡si hasta por primera vez en su vida han probado algo del Viena Capellanes!”.
Y critican desde los salones presidenciales de la Puerta del Sol la gestión de la crisis sanitaria que desde la Moncloa se está haciendo y el desastre económico que está generando… ¡al mismo tiempo que no han dudado en suspender los convenios de colaboración con los ayuntamientos para el mantenimiento de Casas de Niños y Escuelas Infantiles públicas y muy públicas, abocando a las corporaciones locales que no cuentan con recursos para poner la parte que a la Comunidad correspondía a tener que aplicar recortes en la situación laboral y económica de sus educadoras y educadores!. O en suspender los contratos para el mantenimiento de Escuelas Infantiles de gestión indirecta, que ha llevado a que las personas que allí trabajaban engrosen las ya considerable lista de víctimas de un ERTE… ¡apelando a una interpretación retorcida, economicista y torticera de la Ley general de Contratos del Estado para ahorrarse un dinero que ya tenían presupuestado al mismo tiempo que Ossorio, al parecer nuestro consejero de Educación si bien no da pruebas de ello, afirma que “ofende a la inteligencia el pensar en la posibilidad de teletrabajo en el caso de la educación infantil”!. Con un total desprecio y desconocimiento de lo que es la educación en el tramo 0-3 y, nuevamente, golpeando al sector de trabajador@s de la enseñanza que se encuentra en una situación más débil y desfavorecida.
Y cuando alguien, por fin, les hace conscientes del abandono en el que queda todo el sector del alumnado con Necesidades Educativas Especiales en esta precipitada y poco pensada y organizada respuesta “on line” … ¡pues corren a pedirle en una circular al profesorado que esmeren, que tengan en cuenta, que programen, que se coordinen, que… de todo, para atender a este alumnado! Los mismo que curso tras curso recortan los recursos para atención a la diversidad y “racanean” con el cupo de especialistas en PT y AL, los mismos que cada curso sobrecargan las ratios de la mayoría de las aulas madrileñas, ignorando desde las cifras las realidades que en esas aulas se dan y que impiden una adecuada atención a su diversidad… ¡los mismos que cuando empezó esta situación y desarrollaron con Microsoft la plataforma “Teams” para ponerla al servicio del profesorado no favorecieron la posible participación en la misma de los PT y los AL aunque sí del profesorado de Religión!. Pues sí… ¡esos mismos nos hablan y exigen ahora una atención a la diversidad que, de hecho, siempre han ignorado! Porque, insisto… ¡ellos gobiernan para los suyos, para los de su clase! Trabajadores, inmigrantes, familias en situación de exclusión, la infancia con dificultades, etc, sencillamente, no es su problema…
Podría seguir llenando hojas y hojas describiendo y detallando esta afirmación… ¡desde las “tripas”, desde la rabia de ver cada día la incompetencia y la baja catadura moral de la banda reaccionaria que hace ya demasiados años, desde aquel “tamayazo” contra el que la izquierda no tuvo nunca la valentía de pelear, viene ocupando nuestro gobierno regional, entre escándalos de corrupción y privatizaciones de lo público! Pero no se trata de entrar en una exhaustividad que, por una parte, es bien conocida por todos los que puedan haber tenido la paciencia de llegar con su lectura hasta aquí y que, por otra parte, sólo nos lleva a una cierta pasividad depresiva que de nada vale, bien al contrario…
Porque se trata justamente de lo contrario, de alumbrar posibles caminos y propuestas para continuar una lucha que consiga que, de verdad, después de tanto dolor y de tanta muerte, después de tanto desvarío y tanta agresión a los derechos de la mayoría, de verdad este curso marque una divisoria, ese “antes y después” al que me refería en el título y que es imprescindible para el futuro de nuestra gente. ¡A ello vamos…!
Y este puede ser parte del camino…
Bueno, pero… llegados a este punto y convenientemente ya calientes e incluso “cabreados” la pregunta sería… ¿y qué podemos hacer? Porque quejarnos, criticar y amargarnos lo hacemos probadamente bien, como lo demuestran los tan habituales desahogos en los cafés del recreo y las cañas del después… Y bien está, pero, como decía aquella vieja canción de Víctor Manuel, “la historia nos empuja maldiciendo en una mesa de un café”. Y no podemos ni debemos quedarnos ahí. ¡No sé!… se me ocurren varias posibilidades, como varios “quizás” producto de mis ya largos años como maestro y, a la vez, sindicalista y militante en varios frentes… Que, si nos valen para animar debates y conversaciones y no quedarnos sin más viendo como nos llueve encima, pues bien estarán… ¡pero sin más pretensiones, claro está!
Y quizás, podríamos empezar por redefinir lo público, que no puede ser sólo lo “estatal” si bien sin esta característica en cuanto a su definición no podemos, evidentemente, hablar de lo público. La Sanidad Pública como aquella que cuenta con todos los recursos, tanto humanos como materiales, para llegar hasta al pueblo más pequeño o el barrio más deprimido, con los mismos recursos y objetivos… La Escuela Pública como aquella que tiene por objetivo la verdadera compensación de desigualdades y la inclusión, que tiene su éxito no en el “10” de aquel en selectividad sino en el “5” de tantos que nunca soñaron ni tan siquiera con tener esa oportunidad… Lo público como garantía de condiciones de vida y de posibilidades de salud, esperanzas y cultura para tod@s… ¡sin recortes, sin tener que dar cuenta de beneficios ni de pérdidas más allá de la lógica de una gestión al servicio del pueblo! Financiada desde los recursos de un estado al servicio del bien común y no de los intereses de una clase que lo utiliza para subvencionar sus propias pérdidas y sus escuelas, sus hospitales y las pérdidas de sus negocios…
Y quizás sería indispensable una nueva pedagogía al servicio de otra Escuela Pública y de otro modelo social. Y que tenga como único objetivo conseguir el acceso al mayor grado posible de conocimiento y cultura a cualquier niñ@, sea cual sea su origen social, cultural, su situación emocional y familiar o independientemente de que haya nacido donde haya nacido, sin más. Con una profunda revisión, para ello, del curriculum, de las metodologías, de la distribución de espacios y tiempos… Una pedagogía que, por favor, tenga claro de una vez por todas la diferencia entre evaluación y calificación. Y que, ya puestos, desarrolle una calificación no para la segregación… Desde una autonomía pedagógica de los centros que dé respuesta a las necesidades y situaciones de cada contexto social, cultural y económico… Con una financiación mayor que haga posible la mayor dotación de recursos tanto humanos como materiales. Una pedagogía al servicio de una Escuela Pública adaptada al niño y la niña y no al revés…
Y, qué caramba, quizás llega el momento también de recuperar un sindicalismo de clase, que vaya más allá del corporativismo habitual del “qué hay de lo mío” (por muy colectivo que sea ese “mío… ¡porque, aunque el corporativismo se vista de “rojo”, en corporativismo se queda…!). Con una reflexión que nos permita darnos cuenta que nos llevan a ocupar todas nuestras fuerzas viendo “árboles” de malas gestiones, propuestas reaccionarias, obras inacabadas, recortes de personal y tantas cosas más, de indudable importancia… ¡pero que puede que sólo tengan la función de ocultarnos el verdadero y frondoso “árbol” de la estructural corrupción que el capitalismo en si supone, en su proyecto último de desposeer a las clases populares de los derechos y conquistas que tanto costaron conseguir, y convertir así en mercadeo y beneficio de unos pocos todo, absolutamente todo, incluso nuestras vidas!. Y de una política también de clase, que sin renunciar a las reformas tácticas tenga como objetivo estratégico esa revolución a la que parece que hemos renunciado… ¡quizás!
¿Sólo sueños…? ¿Vulgar utopía…? Es posible… ¡pero sólo los sueños y las utopías nos permiten salir de las pesadillas! ¿O acaso alguna de las grandes transformaciones históricas que nos permitieron liberarnos no fueron tachadas, en su momento, como poco más que “locuras”? Sí… frente a tanta muerte, frente al hundimiento económico, personal, laboral y social de tantos, frente a una crisis que ha acentuado hasta el extremo las miserias inherentes del sistema… ¡sólo queda luchar… y soñar! Y la Escuela Pública debe ser un sitio privilegiado para ello si no quiere, sencillamente, desaparecer…