Ludovico Einaudi y Hrdza

Ludovico Einaudi

Seven Days Walking: day one

Decca, 2019

Un proyecto enorme en el que se ha embarcado el pianista italiano.  Siete volúmenes de música que revelan diferentes aspectos de los paseos por los Alpes italianos que el compositor daba en enero de 2018.  No en vano los títulos de las composiciones llevan palabras como “niebla”, “gravedad”, “mariposa”…  Por ahora lleva 4 volúmenes y en octubre terminará el proyecto editándolos juntos, aunque aquí nos hemos centrado en el primero.

Einaudi es capaz de la más solemne introspección, pero también de la observación más neurótica del detalle de lo que le rodea, de manera que nos sumerge siempre en un mundo laberíntico y repetitivo al que acaba sometida nuestra voluntad.  Se hace acompañar para esto de Federico Mecozzi al violín y la viola y de Redi Hasa al chelo que consiguen crear atmósferas penetrantes y puras, como en “Cold Wind. Var 1”.  Otras son delicadas como “Ascent”, donde la armonía del piano brilla en un tempo muy de Einaudi.

En definitiva, un disco de los que conviene escuchar con los ojos cerrados, viajando, deslizándose por el entramado de sonidos que va dejando una huella en nuestro cerebro, sin prisa, como los paseos que daba Einaudi entre la nieve, la niebla o el frío.

Hrdza

Neskroteny

Hrdza, 2018

No sé exactamente qué es lo que tienen algunas músicas del este de Europa que conectan con lo más primigenio, tanto de lo espiritual como de lo festivo.  Y así lo muestra este disco del grupo eslovaco por ejemplo en “Z Dublinu” que es prácticamente un himno, y además está interpretado como tal, o “Stefan”, que mezcla ritmos más al este bailables si puedes girar y saltar como en Rusia.

La música de este grupo está compuesta e interpretada desde la verdad, o al menos eso es lo que transmite, desde la falta absoluta de complejos y con una riqueza exuberante.  Realmente cumplen con lo que prometen, aunando lo tradicional del este de Europa y lo moderno, como en “Ked Ja Umriem”.

Quizás hay un uso exagerado de la percusión siendo que en el este de Europa encontramos otras formas como los vientos de trompas y trombones para los ritmos, pero el resultado, en cualquier caso, es espectacular, zíngaro a veces, cosmopolita otras, incluso “festivalero”.  Una ocasión de conocer algo nuevo y vibrante.