La escuela, un espacio para la convivencia y el bienestar

                                                Agustín Alcocer Copero

                                                Orientador educativo

¿Cómo entender la convivencia en un contexto educativo?

En primer lugar decir que convivir significa compartir con otros. De las diferentes aproximaciones que hay a la definición y concepto de la convivencia educativa, planteamos la idea de convivencia positiva. O sea, entender la convivencia como ese entramado de relaciones interpersonales que se dan entre todos los miembros de la comunidad educativa.

Es por tanto, la convivencia un proceso inherente a la educación y que afecta a todos los miembros de la comunidad educativa.

La convivencia no es igual a ausencia de conflictos

Es habitual referirse a la convivencia desde situaciones de ruptura de la misma, por ejemplo en estos últimos años, se ha activado la preocupación social  en los centros escolares, a partir de las situaciones de acoso escolar.

Generalmente, hablamos de la convivencia en términos de mayor o menor número de conflictos visibles y decimos visibles, porque hay también situaciones de la ruptura de la convivencia que no salen a la superficie.  Así por ejemplo se suelen escuchar frases como: “En mi centro la convivencia es buena, no suele haber problemas”. Nos referimos a la  buena convivencia desde la ausencia de conflictos.  Es como si concibiéramos la salud simplemente como la ausencia de enfermedad, cuando ya desde hace años, la Organización Mundial de la Salud la define como un estado de bienestar.

En este sentido la convivencia de un centro escolar no hay que medirla solo por la ausencia o presencia de conflictos, sino por el estado de bienestar como comunidad educativa, como comunidad que aprende y se desarrolla junta.

Es desde esta perspectiva como creemos que debería entenderse la convivencia positiva, no simplemente como la ausencia de problemas visibles, sino como el estado de bienestar de la comunidad educativa de un centro escolar y de las aulas en concreto.

Así pues, parece más útil diseñar actuaciones preventivas, que poner solo la mirada en medidas una vez que los problemas de la convivencia han surgido; porque como los conflictos son inevitables, lo importante es que un centro escolar tenga establecido un plan de actuación que ayude a transformar el conflicto en oportunidad de aprendizaje.

En esta perspectiva, algunos de los principios que deben guiar el plan de convivencia de un centro escolar serían:

El principio de prevención, que supone trabajar la empatía, responsabilidad colectiva, inteligencia emocional. Significa priorizar las medidas pedagógicas por encima de medidas sancionadoras.

Los principios de participación y trabajo compartido entre los diferentes miembros de la comunidad educativa, por ejemplo la creación de comisiones de convivencia, la participación del alumnado en distintas situaciones.

Principio de comunicación. Supone desarrollar la comunicación como estrategia para la resolución positiva de los conflictos.

Los principios de información y transparencia.  Informar y desarrollar propuestas colectivas en la comunidad educativa. Y no podemos olvidar el  principio  de  inclusión de  la  diversidad.

Algunas actuaciones

Actuaciones como las asambleas de aula, donde los alumnos y alumnas acuerdan las normas, hablan de los conflictos y buscar acuerdos.

Los círculos de amigos, como organización de 3 ó 4 alumnos – alumnas por aula, que buscan favorecer la interacción social de sus compañeros y compañeras y especialmente de aquellos que puedan ser más vulnerables.  Son, por tanto, apoyos naturales para mejorar la competencia social del alumnado.

La creación de grupos de mediadores para favorecer la mediación entre iguales. Es una especial oportunidad, n

o solo para las partes en conflicto que aprenden a buscar soluciones, sino también para el propio grupo de  mediadoras y mediadores que aprende también a escuchar activamente.

El fomento del cuidado mutuo a través de iniciativas como los “hermanamientos”, entre mayores y más pequeños, que permiten ayudar a desarrollar la empatía y las habilidades sociales.

Estas actuaciones y otras se vienen realizando en algunos centros y debe ser la senda por la que hay que desarrollar los planes de convivencia de un centro escolar.

Porque la relación educativa debe ser esencialmente una relación humana de atención mutua, donde prevalezca el cuidado de los afectos, el cuidado de la convivencia, el cuidado de la naturaleza y por supuesto el cuidado en la diversidad.