Grupos de trabajo con padres y madres en el aula

Zoraya Sampedro

Maestra. CEIP Miguel Hernández

Las políticas educativas que se han ido aplicando a lo largo de estos últimos años, acompañadas de importantes recortes, han perfilado un panorama en el que las dificultades para acompañar adecuadamente a nuestros alumnos y alumnas, cada vez son mayores.

Las ratios en primaria, están alrededor de los 25 niños y niñas por aula, cada vez contamos con menos apoyos por parte de l@s profesionales que atienden al alumnado con necesidades educativas especiales, el currículo está encaminado a segregar…

En esta realidad, en la que el alumnado es cada vez más heterogéneo, se hace necesaria una profunda reflexión, compartida por todos los miembros de las comunidades educativas y una intervención conjunta, que se traslade a las propias aulas.

Se trata de introducir dinámicas que garanticen un mejor aprendizaje e incorporen el propio contexto como elemento transformador. Un contexto que enriquezca la escuela y el aula, permitiendo optimizar los recursos e introducir una diversidad sociocultural, que permita un aprendizaje mucho más significativo. Abordar el quehacer educativo, desde una dimensión más humana, no meramente academicista. Para ello es necesario involucrar a todos los agentes sociales y, por tanto, a toda la Comunidad Educativa.

Pues bien, en nuestro centro, a lo largo del curso pasado, hemos querido incorporar la participación de las familias de nuestro alumnado en el día a día del aula. Creando una red de padres y madres que han acogido el proyecto con ilusión y junto con las cuales hemos caminado, acompañando a nuestros chicos y chicas en su proceso de aprendizaje.

Pero… ¿Cuál ha sido la ruta de viaje que hemos trazado a lo largo del curso?

En primer lugar, iniciamos una serie de sesiones en las que varios docentes del centro nos planteábamos la necesidad de incorporar a las familias, no solo en momentos puntuales (talleres, actividades generales del centro, salidas…). Nos parecía interesante a la hora de empoderarlas, darles más voz en el quehacer de nuestra escuela y también, desde un punto de vista pedagógico, por varias razones.

La primera, incorporar un aprendizaje dialógico, basado en una comunicación igualitaria, favorece un aprendizaje mucho más significativo que un discurso autoritario y homogéneo.

Además, la inclusión de nuevos adultos y adultas en el aula, permite crear pequeños grupos heterogéneos. El adulto favorece la cooperación, la ayuda mutua. De esta forma, todos los niños y niñas tienen que participar.

La motivación del alumnado es mucho mayor, al ver que sus familias están en el aula, su implicación aumenta.

Se pueden abordar con mayor éxito aspectos curriculares que detectamos que en los chicos y chicas generan más dificultades.

En segundo lugar, buscamos experiencias cercanas que pudiesen nutrirnos.

Tuvimos sesiones de formación entre el equipo de profesores y profesoras y las familias. En estas sesiones, además de un marco teórico, poníamos en práctica dinámicas como las que íbamos a hacer en el aula con el alumnado.

Posteriormente trasladamos estas dinámicas al aula. La llevamos a cabo con los grupos de niños y niñas, en las aulas de tercero y cuarto de primaria.

Hicimos una evaluación, profes, familias y niños y niñas y trasladamos la experiencia al resto del claustro.

La experiencia en el aula:

Se trata de que los docentes diseñemos los grupos de alumn@s y las actividades que, además de incidir en aspectos que curricularmente queremos reforzar, sean susceptibles de generar dinámicas cooperativas.

Son actividades cortitas. Se destina a ellas en torno a 10 minutos, de manera que todos los chicos y chicas, a lo largo de la sesión, realizan tres o cuatro actividades.

El grupo conoce la forma en la que se realizan estas propuestas.

A las familias se les anticipan las actividades y se les facilitan unas pequeñas pautas de observación, que permiten evaluar el proceso.

El papel de l@s adult@s

En el aula, las familias son dinamizadoras. Su papel fundamental es el de intentar que los chicos y chicas participen, cooperen, establezcan diálogos igualitarios.

Uno de los objetivos de estas dinámicas es la interacción. Favorecer el mayor número de interacciones entre el alumnado. Esto promueve el aprendizaje.

Además, ayudan a entender la actividad y en el proceso de evaluación.

El maestro o maestra tutora, es un apoyo para las familias, cuando surgen dudas o conflictos. Hace un seguimiento de las dinámicas y señala el momento en el que cada grupo pasa a otra tarea.

Al final de cada sesión, tiene lugar una asamblea en la que participan todos los agentes: alumnado, familias y el tutor o tutora. En esta asamblea se evalúa el desarrollo de la sesión y se establecen propuestas de mejora.

Y ¿Qué les ha parecido a los chicos y chicas esta experiencia?

Este es un artículo que escribieron los grupos de cuarto para la revista del cole…

Aprender disfrutando, en compañía de nuestras familias: “GRUPOS INTERACTIVOS”

Hace varias semanas iniciamos un nuevo proyecto en las aulas de tercero y cuarto: los grupos interactivos. Una experiencia en la que, con ayuda de las familias, trabajamos contenidos de las áreas de lengua y matemáticas.

En qué consisten los “Grupos interactivos”

Durante una sesión semanal, utilizamos dos aulas para hacer cinco o seis grupos, de cuatro a seis personas.

En cada uno de esos grupos, acompañados por una persona adulta, realizamos una actividad que dura entre 7 y 12 minutos. Cuando termina la sesión, todos los chicos y chicas del aula hemos pasado por todas las actividades, que son de tres a cinco.

Mientras hacemos las actividades, tenemos que ayudarnos, trabajamos en grupo y las personas adultas que nos acompañan nos orientan.

Han estado con nosotr@s padres, madres, abuelos y abuelas y les damos las gracias porque aprender así es más divertido. Además, nos gusta que conozcan cómo son nuestras clases y lo que hacemos en el cole, les conocemos mejor y también ell@s a nosotr@s.

Es una actividad que, cada semana esperamos con ilusión…

Algunas de nuestras impresiones:

“Son grupos que nos ayudan a mejorar. Hay papás que nos explican lo que vamos a hacer y solo nos ayudamos entre nosotros. Hemos aprendido mucho”

 “Es una manera más divertida para aprender. Con esos grupos aprendemos de nuestros compis”

“Son grupos en los que trabajamos en equipo y hacemos juegos de mate con profes y padres”

“Nos gustaron mucho aunque necesitamos más tiempo para cada juego”

“Son muy divertidos. Nos gustaría hacerlo todos los días”

“¡Lo tenemos que repetir!”

“Ese día vinieron los padres para hacer actividades de repaso… ¡Nos lo pasamos bomba! Todas las actividades eran de mate y todos pasamos por todas… ¡Las tenéis que probar!”

Esta experiencia que, a lo largo del curso que se inicia, queremos trasladar al resto de niveles educativos, pretende ser un elemento más que ayude a trazar el camino hacia una Comunidad de Convivencia. En un proceso de democratización de nuestra escuela, en la que todos y todas las personas que formamos parte de un determinado contexto social podamos plantearnos qué escuela soñamos y diseñar proyectos inclusivos, humanizantes, creativos… que permitan alcanzarla.